Desde el Caribe con mucho cariño...


Sr. Troncoso

Esta "post card" es para comunicarle que si no he ido a trabajar desde el 22 de diciembre no ha sido por motivos de salud pues ésta, gracias al divino que todo lo ve, se encuentra perfectamente de lo mismo "salud", y aunque parezca una repetición "ignominiosa", sabe usted de siempre que la educación y yo nunca estuvimos reñidos.

La llaves de mi mesa y taquilla se las dejé en el bar Manolo por que uno fue "pringao pero onrao", aunque a estas alturas ya no creo que le hagan falta por que se habrá dado cuenta de que los callos que me hacía mi cuñada están bien al día siguiente, pero después de una semana en un cajón como que no…

No se imagina cuanto no echo de menos esas intensas jornadas de trabajo con paradita a la dos para ver lo que me tenía preparado la parienta en la fiambrera, que por cierto, si me hiciera el favor de pasarse por casa y decirle que no me espere para la cena de fin de año, pero de este año y los siguientes…

Le dejo porque hay aquí unas mulatitas que me reclaman, ¡cuídese! ya sabe que la salud es lo más importante.

La Habana, 28 de diciembre de 1932

Firma: Oliverio Cumofato


Nota del investigador: Aunque muchos pensarán que toda esa parrafada no cabe en una postal yo les digo que sí, que cabe, Oliverio tenía una letra diminuta, clara y ligeramente tumbada hacia delante, no había en el curro unos libros de contabilidad como los de Oliverio. ¡que sí que cabe coño!
De Oliverio se supo que fue muy feliz y que murió con 102 años "revosante de salud" con un habano en la boca y sosteniendo una copa de ron.

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