Pepegrino el hombre diésel



Le llamo hombre diésel a Pepegrino, un "señor peregrino" de Chipiona que conocí en mi última salida por el Camino Francés. Con Pepegrino y César charlamos mi amigo "O Caramuxo" (otro Pepe) y yo la noche que hicimos parada en el albergue de Ponferrada, kms. 202,5 hasta Santiago.

A César lo habíamos visto en el Monte de la Paloma, una pequeña elevación antes de entrar en Astorga. Al pasar nos levantó la mano saludando y avisándonos de que había bebidas gratis en un chiringuito del camino (la voluntad). No paramos por que mi intención era llegar a la hora de comer a Astorga, pues llevaba antojo de "cocido maragato". En otra etapa nos volvimos a ver en Rabanal del Camino durante una parada técnica para que Ben Gunn "arreglase lo suyo" y una vez ya de vacío llenase el bandullo y luego en el alto de la Cruz de Ferro (Monte Irago 1530 mts)...

Venía Cesar desde León haciendo su particular peregrinación en una bici... ¿verdad César ? que no paraba de chirriar, era como "o canto acompasado dun carro do país tirado por unha parella de bois", algo así como ñiee! ñieee! ñieeeeee!...


El decía que era el pedal, otros... que ese maldito ruido "compañero de viaje" era del eje pedalier, y yo me inclinaba más bien por que fuese la "trócola de la junta de engranaje..." que había perdido rodamientos y friccionaban estos tan diabólicamente que estaban a punto de dejar a Cesar en la muy técnica "puta cuneta"... pero no fue así... llegó a Santiago chirriando... doy fe de ello... pero Cesar, yo de tí le miraba "la coloutra" al llegar a casa por que pueda que sea de eso... pues al fallar esta pieza tan especial y esencial en las bicis ¡se debe cambiar hombreeee!


Comentó César que su abuelo fue conductor de camiones nuevos de no me acuerdo que marca, que se entregaban sin carrozar y que hacían la ruta en cualquier época del año, a veces de hasta una semana, sentado en una cabina hecha con tablones, abrigado a tope... y yo me imagino a su viejo envuelto en una manta zamorana, empaquetado en plástico o similar hasta la boina, sentado sobre varios cartones por lo del frío en el culo y deseando que por aquellas carreteras del infierno... apareciese un bareto en el que sentarse y sin molestas vibraciones ni malos aires fríos, pudiese el hombre meterse en el cuerpo un café con soberano para engañar el frío, pues de aquellas seguro que no estaba de moda lo de la sensación térmica y al frío se le llamaba "frío del carajo"... de ahí supongo yo lo del carajillo pal frío... ya veis que no solo las pasaban putas en la mina o en el mar ¿verdad abuelo de Cesar?


A César le contó su abuelo que las mañanas de frío invierno para que pudiesen encender la máquina y continuar ruta hacían una fogata bajo el motor con el fin de calentar el aceite... era una forma de que el monstruo mecánico arrancara... y así mañana tras mañana hasta la entrega del pedido...

Y todo esto viene a cuento porque yo conocí a un hombre diesel que calentaba motores por la mañana para llegar a Santiago... pero Pepegrino lo hacía con dos ducados más o menos... y en ayunas ¡y venía pedaleando desde Chipiona!

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